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Tres categorías más comunes de modelos de valoración de pequeñas empresas continuaron

Hay un dicho que afirma que «las cosas importantes hay que repetirlas, las cosas importantes hay que repetirlas»; lo que nos obliga a reiterar la importancia de valorar su empresa. Si tiene previsto vender o ampliar capital, la necesidad de una valoración salta a la vista. Ahora bien, esta valoración constituye igualmente una poderosa herramienta en la gestión de su negocio. Sus decisiones estratégicas son más fáciles de calibrar por su valor, no solo por el dinero. Además, le ofrece una visión integral de su corporación y le ayuda a anticipar las consecuencias de sus acciones.

Volviendo al meollo de la cuestión

Una vez cubierto ese tema, podemos regresar a los diferentes métodos de valorar una empresa. Mantenerse al tanto de las distintas limitaciones y ventajas asociadas a los mismos puede resultar complicado. En la anterior entrada abordamos dos de los modelos de valoración: los basados en la contabilidad y los relativos. En este post nos centraremos en la última de las tres categorías de modelos de valoración corporativa más habituales, en cuál es nuestra preferida y, por supuesto, el porqué de ello.

Modelos de valoración basados en la contabilidad

Los modelos de valoración en base a la contabilidad suelen partir de los modelos de flujo de caja, reelaborándose y adaptándose para permitir el uso directo de información contable en ellos. Así pues, los modelos de contabilidad se fundamentan en el valor contable de activos y pasivos. Se asientan igualmente sobre el coste histórico (u otro principio de valoración empleado en los estados financieros), que omite tanto los costes de oportunidad y de remplazo como el valor del dinero en función del tiempo. Estos modelos se basan en la simple relación de los superávits, es decir, en que la modificación del patrimonio de la empresa solo puede explicarse por los ingresos netos y las transacciones con los accionistas. La principal ventaja de los referidos modelos es su recurso al saldo de las tres cuentas financieras (resultados, balance y flujo de caja) para la determinación indirecta de los flujos de caja al tiempo que recogen de manera directa la cuenta de resultados y el balance financiero dentro de la valoración.

Modelo de valoración de beneficio excedente: contabilidad y valoración en una mezcla perfecta

Tal vez no sea el modelo de valoración más conocido, pero es usado por los analistas con mucha frecuencia. Permítanos explicarle por qué. El modelo de beneficio excedente descuenta los futuros rendimientos residuales a partir de la información contable de la que se dispone. Debe aclararse que el beneficio excedente no se limita al efectivo sobrante, sino que se corresponde con los ingresos que restan tras repercutir el coste verdadero de capital. La cuenta de resultados incluye el coste de tu deuda, pero suele ignorar otros costes patrimoniales. El modelo de beneficio excedente equipara básicamente el coste patrimonial al coste de oportunidad del accionista, lo que aporta un valor más preciso a la empresa.

En comparación con otros muchos modelos, la valoración del beneficio excedente ofrece una baza destacada: Se fundamenta en la estabilidad comparativa de las actuaciones contables, mientras que el modelo de flujo de caja libre comúnmente empleado lo hace sobre flujos de efectivo volátiles. Las cifras de flujo de caja son consideradas como elementos más inciertos a la hora de basar los pronósticos, puesto que los números tienden a variar ostensiblemente a lo largo del tiempo. Por otro lado, hay que observar una cierta precaución a este respecto. Dado que las cifras contables permiten un cierto margen discrecional al equipo directivo, sus pronósticos deberán efectuarse tras el correspondiente análisis de la calidad de los datos contables disponibles. A pesar de todo, el modelo de beneficio excedente sigue ganando en popularidad al ser capaz de brindarle una visión bastante clara sobre el posible valor intrínseco de su negocio.

En resumen

Es posible que se sienta abrumado al comenzar a investigar el tema de la valoración corporativa y advertir la infinidad de modelos existentes. Las herramientas y métodos pueden variar según el sector y los valoradores en cuestión. Lo más importante a considerar es el examen individual de cada compañía, a la que podrán aplicarse distintos métodos de valoración en función de sus características concretas. Décadas de experiencia nos han mostrado lo que funciona en cada situación, si bien es cierto que el modelo de valoración de beneficio excedente ocupa una destacada posición por mor de su simplicidad e intuitividad. Confiamos en que esta miniserie le haya hecho llegar a esa misma conclusión.