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La importancia de las valoraciones de empresas en pequeñas empresas

Conozca su valor hoy. Decida su valor en el día de mañana

Entre los empresarios es común la falsa idea de que solo te hace falta saber el valor de tu compañía cuando te dispones a vender. Hágase las preguntas siguientes: ¿Es propietario de parte o de todo el negocio? ¿Tiene la intención de jubilarse algún día? ¿Tiene previsto expandirse? Si ha respondido afirmativamente a alguna de estos cuestionamientos, sin duda le va a venir bien conocer el valor de su compañía.

Sin embargo, en muchos casos, los dueños de las empresas comprenden demasiado tarde la importancia de tasar sus negocios, algo que es particularmente habitual entre las pymes. La idea de que las valoraciones son complejas, caras y prolijas es una de las razones por las que los propietarios de las compañías tienden a postergar la realización de valoraciones. Pero, si se pone con ello demasiado tarde, tendrá pocas o ninguna opción de aumentar el valor de su empresa antes de llegar a un momento decisivo, es decir, antes de, por ejemplo, la búsqueda de inversores, la incorporación de un nuevo socio o la venta de la sociedad.

¿Dónde se encuentra ahora y hacia dónde se dirige?

Una valoración corporativa no solo le proporciona una idea bastante acertada de cómo le van las cosas en este momento, sino también acerca de la dirección emprendida. Conocer las áreas que precisan de mejora para poder aumentar el valor es un elemento con frecuencia olvidado pero de extrema relevancia en las evaluaciones empresariales. Dado que muchos de los propietarios efectúan esta valoración en el momento preciso en que lo necesitan, cuentan con poco o ningún margen para impulsar realmente los resultados. Una valoración de su empresa puede evidenciar las áreas susceptibles de mejora y, por lo tanto, servir como base para decisiones estratégicas destinadas al desarrollo y progreso de sus operaciones.

Manos a la obra

Tradicionalmente, las valoraciones suelen realizarse con ocasión de la venta y/o compra de una compañía. Sin embargo, hay otros escenarios que demandan una valoración. Dejando a un lado temas personales como los divorcios o las jubilaciones, nos quedan todavía varias situaciones corporativas donde las valoraciones resultan esenciales. Si su empresa es lo suficientemente grande, cotizar en bolsa puede ser una opción. En ese caso, la determinación de un precio que el mercado considere justo y aceptable es de suma importancia. Si necesita declarar el impuesto sobre bienes inmuebles, o de donaciones, una evaluación corporativa le brindará el valor de su propiedad y establecerá el importe de futuros pagos.

¿Quiere un buen precio… o un precio fabuloso?

Una valoración de su empresa puede marcar la diferencia entre un buen precio y otro fabuloso. Puede ayudarle asimismo a determinar el valor mínimo y/o máximo en una situación de negociación. Dándose tiempo suficiente para mejorar los resultados de su valoración podrá modificar de forma sustancial el precio en un proceso de venta. Hay que mencionar también que una valoración empresarial es ciertamente un instrumento estupendo en una negociación, pero no sustituye a esta. En el mejor de los casos, podrá tasar cada año su negocio para un seguimiento continuado de la evolución del valor de su corporación, lo que le permitirá advertir los efectos de sus iniciativas generadoras de valor. Si realmente valora su negocio, entonces debe conocer el valor de su negocio.